"Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia."
Bertold Brecht
El día jueves 29 de Noviembre se dio otra muestra de lo servil que es la ley en nuestro país.
Muchos teníamos una leve, ingenua y absurda esperanza de que ¿nuestra? máxima institución de justicia actuaría conforme a derecho, conforme a razón. Sin embargo, lo ocurrido no hace más que añadir otro clavo al ataud de nuestra incipiente justicia y da muestra de que en este país las leyes sí discriminan ya que no es lo mismo ser un delincuente común a ser un delincuente con poder e influencias. La diferencia entre uno y otro se resume en una sóla palabra: (¿no decía "el gober", haciendo gala de una increible capacidad de deducción, que quien comete un delito se llama delincuente?) IMPUNIDAD.
He intentado emular a los "eminentes" ministros y ministras (lapsus foxiano) de ¿justicia? Guillermo I. Ortíz Mayagoitia (ministro presidente), Sergio Valls, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Mariano Azuela, Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos pero no logro fingir que no encuentro violación a los derechos de Lydia Cacho, no logro hacer de oídos sordos ante tan contundentes evidencias arguyendo sobre la procedencia de las mismas. ¿Qué los habrá motivado? ¿Será por su antigua militancia política? ¿De a como..., perdón, ¿cómo le hicieron?
Cabe remarcar que sólo una semana antes la corte SÍ habia encontrado violaciones a los derechos de Lydia, que hasta unas horas antes parecía que las ministras votarían a favor del dictamen.
¿Qué paso entonces? ¿por qué ese giro de 180º a la mera hora?
Pienso que no hubo tal giro. Lo que sucedió en este caso es que contamos con seis ministros que de ministros sólo tienen el mote, seis ministros que quisieron proyectar la imagen de que realmente son ministros de justicia y no títeres de los poderes fácticos y espurios. Para esto montaron todo un teatro (no de guiñol, esas son otro tipo de marionetas) fingiendo que impartirían la ley sin miramientos, sin importar que se tratara de un gobernador del PRI que a su vez es amigo de un acaudalado empresario pedófilo y de un presidente ilegítmo. Muchos caímos en esta falacia y, ¡oh sorpresa!, que exhoneran al "héroe de la película".
De nada sirvieron los argumentos presentados ni la investigación sobre la tortura sicológica y el concierto de autoridades en su contra presentada por los MINISTROS (estos sí lo son) Juan N. Silva Meza, Genaro Góngora Pimentel, José de Jesús Gudiño Pelayo y José Ramón Cosío; de nada sirvió lo hecho por el abogado de Cacho, Xavier Olea; de nada sirvió tanta discusión si a final de cuentas la decisión ya estaba tomada, si a final de cuentas Lydia solamente fue víctima de "irregularidades menores" y por lo tanto insufucientes para esta "honorable" corte.
Es triste y a la vez muy irritante que a la hora de aplicar la ley en nuestro país, no importe qué hayas hecho sino quién seas y de quienes te rodeas. ¿De qué sirve entonces recurrir constantemente a ese argumento del estado de derecho como lo hacen los panistas? Sirve una mierda. Para muestra está el TRIFE en las elecciones del 2006 enumerando toda una serie de irregularidades que curiosamente también fueron menores.
Ahora se viene la iniciativa de juicio político contra "el gober precioso" que tendrá que ser votada por una Cámara que lo respalda, se viene la búsqueda de justicia ante instancias internacionales por parte de Lydia Cacho, y se viene el expediente Oaxaca/Ulises Ruíz (al que ni los accidentes de helicópteros lo dañan) , pero el precedente ya está sentado. Las alianzas políticas de impunidad a cambio de legitimación siguen firmes; la linea ya está dictada.
No hay nada que esperar de ellos, no podemos seguir confiando en estas instituciones a las cuales es absurdo defender; lo que necesitan es ser reestruturadas. Sólo nos queda reflexionar, quitarnos la venda que nos han impuesto y ver la realidad. No podemos seguir sumidos en un enfermizo letargo como sociedad. Es hora del despertar de conciencias porque de ellos no podemos esperar más.
Muchos teníamos una leve, ingenua y absurda esperanza de que ¿nuestra? máxima institución de justicia actuaría conforme a derecho, conforme a razón. Sin embargo, lo ocurrido no hace más que añadir otro clavo al ataud de nuestra incipiente justicia y da muestra de que en este país las leyes sí discriminan ya que no es lo mismo ser un delincuente común a ser un delincuente con poder e influencias. La diferencia entre uno y otro se resume en una sóla palabra: (¿no decía "el gober", haciendo gala de una increible capacidad de deducción, que quien comete un delito se llama delincuente?) IMPUNIDAD.
He intentado emular a los "eminentes" ministros y ministras (lapsus foxiano) de ¿justicia? Guillermo I. Ortíz Mayagoitia (ministro presidente), Sergio Valls, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Mariano Azuela, Olga Sánchez Cordero y Margarita Luna Ramos pero no logro fingir que no encuentro violación a los derechos de Lydia Cacho, no logro hacer de oídos sordos ante tan contundentes evidencias arguyendo sobre la procedencia de las mismas. ¿Qué los habrá motivado? ¿Será por su antigua militancia política? ¿De a como..., perdón, ¿cómo le hicieron?
Cabe remarcar que sólo una semana antes la corte SÍ habia encontrado violaciones a los derechos de Lydia, que hasta unas horas antes parecía que las ministras votarían a favor del dictamen.
¿Qué paso entonces? ¿por qué ese giro de 180º a la mera hora?
Pienso que no hubo tal giro. Lo que sucedió en este caso es que contamos con seis ministros que de ministros sólo tienen el mote, seis ministros que quisieron proyectar la imagen de que realmente son ministros de justicia y no títeres de los poderes fácticos y espurios. Para esto montaron todo un teatro (no de guiñol, esas son otro tipo de marionetas) fingiendo que impartirían la ley sin miramientos, sin importar que se tratara de un gobernador del PRI que a su vez es amigo de un acaudalado empresario pedófilo y de un presidente ilegítmo. Muchos caímos en esta falacia y, ¡oh sorpresa!, que exhoneran al "héroe de la película".
De nada sirvieron los argumentos presentados ni la investigación sobre la tortura sicológica y el concierto de autoridades en su contra presentada por los MINISTROS (estos sí lo son) Juan N. Silva Meza, Genaro Góngora Pimentel, José de Jesús Gudiño Pelayo y José Ramón Cosío; de nada sirvió lo hecho por el abogado de Cacho, Xavier Olea; de nada sirvió tanta discusión si a final de cuentas la decisión ya estaba tomada, si a final de cuentas Lydia solamente fue víctima de "irregularidades menores" y por lo tanto insufucientes para esta "honorable" corte.
Es triste y a la vez muy irritante que a la hora de aplicar la ley en nuestro país, no importe qué hayas hecho sino quién seas y de quienes te rodeas. ¿De qué sirve entonces recurrir constantemente a ese argumento del estado de derecho como lo hacen los panistas? Sirve una mierda. Para muestra está el TRIFE en las elecciones del 2006 enumerando toda una serie de irregularidades que curiosamente también fueron menores.
Ahora se viene la iniciativa de juicio político contra "el gober precioso" que tendrá que ser votada por una Cámara que lo respalda, se viene la búsqueda de justicia ante instancias internacionales por parte de Lydia Cacho, y se viene el expediente Oaxaca/Ulises Ruíz (al que ni los accidentes de helicópteros lo dañan) , pero el precedente ya está sentado. Las alianzas políticas de impunidad a cambio de legitimación siguen firmes; la linea ya está dictada.
No hay nada que esperar de ellos, no podemos seguir confiando en estas instituciones a las cuales es absurdo defender; lo que necesitan es ser reestruturadas. Sólo nos queda reflexionar, quitarnos la venda que nos han impuesto y ver la realidad. No podemos seguir sumidos en un enfermizo letargo como sociedad. Es hora del despertar de conciencias porque de ellos no podemos esperar más.
Autor: Rigor Mortis
*Foto tomada de: http://www.elmananadigital.com/images/uploads/port_1502.jpg
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